28 Nov
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Cuando mencionamos el concepto de inteligencia, el ideario social generalizado nos llevaría a asociarla, automáticamente, con el nivel de coeficiente intelectual (CI) y con una dotación extraordinaria de éxito en la vida. Sin embargo, se ha demostrado que esto no es totalmente cierto.

La revolucionaria teoría de Daniel Goleman cambió la concepción que se tenía de "inteligencia", al sostener que el éxito que se le asocia se constituye en un 20% por influencia del CI y un 80% por habilidades emocionales y factores circunstanciales externos. Dicha teoría, contraria al concepto de "la unicidad" de la inteligencia, que la asocia exclusivamente al grado de CI, dió origen a la búsqueda de concepciones alternas que brindaran respuestas satisfactorias al porqué el CI no era suficiente garantía de éxito.

Howard Gardner, años después propuso, en su "Teoría de las inteligencias múltiples", uno de los modelos de inteligencia más extendidos, sobre todo en el ámbito educativo. Dicho modelo postula la existencia de siete tipos de inteligencia, origen de todas las otras inteligencias existentes, que se encuentran desarrolladas en todas las personas, aunque en mayor en menor grado, lo cual lleva a la existencia de una predominante. A continuación las enumeraremos con una breve descripción de sus capacidades:

  • Inteligencia lógica matemática. Capacidad para comprender conceptos matemáticos
  • Inteligencia lingüistica. Capacidad para comunicar a través del lenguaje
  •  Inteligencia espacial. Capacidad para para percibir, transformar y recrear imágenes
  • Inteligencia musical. Capacidad de crear y entender significados a partir de sonidos
  • Inteligencia corporal-kinética. Capacidad para comunicar con el movimiento del cuerpo
  • Inteligencia intrapersonal. Capacidad para distinguir sentimientos propios y autorregular la conducta
  • Inteligencia interpersonal. Capacidad para reconocer y discriminar intenciones de otros

Dichas inteligencias, además de presentar componentes centrales para su identificación, también nos brindan alcances del perfil de nuestros alumnos y, en ese sentido, nos ayudan a identificar el cómo piensan, qué les encanta y lo que necesitan para optimizar su aprendizaje (ver imagen 1) Asimismo, también nos proveen del conocimiento de los sistemas simbólicos con los que se relacionan y los estados finales o carreras afines que los educandos podrían seguir considerando las actitudes de su inteligencia predominante (ver figura 2).

Imagen1

Imagen 2

¿Cómo apoyar el desarrollo de las inteligencias múltiples desde nuestro accionar docente?

  • Construir pequeños espacios dentro del aula en donde se encuentren materiales y objetos que se relacionen con las inteligencias múltiples de los niños. Por ejemplo, el rincón de la lectura para los de inteligencia lingüística.
  • Desarrollar sesiones que conecten las inteligencias, en lo posible, y diversificar la forma del producto que se les pide a los alumnos. Por ejemplo, los de inteligencia musical, presentarán sus exposiciones con un fondo o una canción de síntesis y los de inteligencia visual espacial con una maqueta o dibujo.

Sin embargo, es importante resaltar que el concepto de inteligencias múltiples no se debe desvirtualizar en un esencialismo práctico. Los docentes no debemos enseñar únicamente en "la inteligencia que predomina en el niño", sino que debemos tomarla en cuenta sin dejar de desarrollar sus otras inteligencias, brindando una formación holística e integral que brinde una variedad de herramientas de aprendizaje al educando.

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