14 Sep
14Sep

La tecnología actualmente juega un papel preponderante en la sociedad, dado que está integrada en todas las disciplinas y en el accionar diario. Su influencia ha cambiado la estructura de la relaciones y ha transformado el capital cultural de todas las sociedades; por lo tanto, la educación, como reproductora del sistema social y estructural, también se visto obligada a cambiar. 

Este cambio de época, si bien ha brindado nuevas posibilidades en el ámbito educativo a través de la conexión y el acceso a información, trayendo consigo una revolución de pensamiento, también ha traído a la realidad una serie de nuevos problemas como el exceso de fuentes información, software peligrosos y producción de conocimiento falsa; lo cual constituye para el profesorado no solo una época de posibilidades sino también de retos.

La masiva cantidad de información, y la preponderancia que empieza a tomar la gestión y producción de conocimiento nos sitúan en "la sociedad del conocimiento", sociedad en la cual - de acuerdo con Monereo y Pozo (2001, como se citó en Coloma, 2014)- debemos hacer frente a cinco grandes retos:

  • La caducidad de la información
  • La inabarcabilidad e incertidumbre de la información
  • El riesgo de sustituir el conocimiento por la información
  • La relatividad de los conocimientos enseñados
  • La heterogeneidad de las demandas educativas

Dichos retos, paradojicamente, a pesar de estar inscritos en "la sociedad de conocimiento", no hallan la esencia de su solución en el conocimiento sino en las personas, puesto que son ellas las que convierten la información en conocimiento.  En ese sentido, el enfoque educativo que se propone para hacer frente a estos retos es el humanista, cuya funcionalidad radica en la formación de personas íntegras y críticas que se eduquen para vivir de forma plena, "alcanzar la felicidad, lograr la paz, el bienestar social y evitar las desigualdades" (Coloma, 2014, p. 3); enfoque que es completamente contrario al que nos ofrece el sistema neoliberal -en el que nuestro sistema educativo se inscribe- , el cual se aboca en la formación de mano de obra acrítica que reproduce las estructuras del sistema y naturaliza el pensamiento individualista y excluyente que encuentra su razón de ser en las exigencias del mercado.

No obstante, la creación de una nueva escuela, va más allá de la reforma de su enfoque. Se hace imprescindible, en ese sentido, que la escuela asocie otros "ingredientes", como la innovación, el liderazgo, la flexibilidad y adaptabilidad del pensamiento y la autorregulación del aprendizaje y producción del conocimiento de los educandos, así como la inserción de las nuevas tecnologías y el componente emocional en las sesiones de clase.

Las recomendaciones que daría a los maestros serían las siguientes:

  • Emplear materiales audiovisuales y apoyarse de recursos tecnológicos 
  • Desarrollar el pensamiento crítico a través de la deconstrucción de la información y la comparación con fuentes multimodales
  • Brindar comandas no restrictivas y alentar el "pensamiento fuera de la caja" a través de la libertad y confianza que se le deposita al alumno




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